Cuando era
niño,
aun en mi
pueblo sembraban algodón.
Dos empresas
de fumigación, una con avionetas
y otra con helicópteros,
(nos
maravillaban ambas),
pasaban
increíblemente rasantes sobre el joven algodón
y millones de
mariposas amarillas
(Las espantaba
el ruido, siempre creí)
y no imaginaba
a donde irían tantas mariposas.
En las charcas
que la lluvia dejaba en las calles de mi pueblo,
(Villanueva-Guajira).
Cientos de mariposas amarillas bordeaban las charcas
Y bebían agua.
(Cuando era
niño, creí saber porque la miel era
amarilla:
¡Creí
que las mariposas producían la miel!)
Muchos años
después,
Un Jueves
Santo, y cuando ya era viejo,
Vi millones de
mariposas amarillas invisibles, ascender al Cielo
(Para la ira
de María Fernanda Cabal),
Llevando a
Dios, en divino regocijo,
El alma de
Gabriel García Márquez.
Álvaro Maestre García.
Valledupar 18-2-2014
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