¿Qué lleva a una persona a convertirse en escritor? Responder a esta
pregunta puede ser algo relativamente difícil o relativamente fácil. Difícil
porque si se le quiere dar una respuesta más o menos objetiva y general, que
vaya más allá de la casuística personal, primero tendrás que tener claro la
respuesta a otras preguntas como «¿qué es la literatura?» y «¿para qué sirve?»
o «¿qué es un escritor?» y «¿para qué sirve?». Digo difícil, pero no imposible.
Una pieza fundamental del puzle es el ensayito de Antoine Compagnon publicado
por Acantilado con el título de ¿Para qué sirve la literatura?
Con
todo, y a pesar de todos los esfuerzos que hayamos hecho por responder a la
pregunta de marras, no conseguiremos dar una respuesta completamente universal.
Por eso existen atajos que nos permiten responder con cierta comodidad. Basta
con añadirle la coletilla «para mí». Las motivaciones de un escritor en
concreto, que dependerán en gran medida del concepto que tenga de la
literatura, de su función y de su oficio, pueden no valer para otro o incluso
ser contradictorias.
Pues bien, muchos grandes escritores se han hecho esta misma pregunta en
algún momento de sus vidas y, como no podía ser de otra manera, han dejado por
escrito sus respuestas. Algunas son honestas y otras artificiosas, unas
sencillas y otras son complicados juegos literarios que buscan el lucimiento,
unas son epigramáticas y otras largas como un día sin pan. En realidad, puede
decirse que en la manera que tiene el escritor de responder a esta pregunta
está retratándose él y su escritura.
El periodista Jesús Ruiz Mantilla
recopiló algunas de las más sorprendentes respuestas en su artículo «Por qué
escribo» publicado en El País. De ahí he entresacado las motivaciones de 46
escritores. No te las pierdas. Por cierto, si eres escritor más vale que te
vayas pensando tu propia respuesta, si es que no la tienes todavía.
Héctor Abad Faciolince
Porque
mi cerebro se comunica mejor con mis manos que con la lengua. Porque el papel
es un filtro, una coraza, entre mis palabras y los ojos del otro. Porque me
odio menos escribiendo que hablando. Porque mientras escribo puedo corregir,
escoger una por una las palabras y nadie me interrumpe ni se desespera mientras
las encuentro. Por un ameno vicio solitario.
John Banville
Escribo porque no sé escribir. Un periodista le preguntó una vez a Gore
Vidal por qué escribió Myra Breckinridge, a lo que contestó: 'Porque no estaba
ahí'. Fue una buena respuesta. Poner algo nuevo en el mundo es un privilegio
que no se le concede a mucha gente. Y además, la realidad no es real para mí
hasta que no se haya pasado por el tamiz de las palabras. Por eso, supongo que
escribo con el fin de imaginarme la realidad totalmente real. El arte crea la
vida, dice Henry James, y así es.
Felipe Benítez Reyes
Si a alguien le preguntan por qué escribe, lo normal es que recurra a
una frase más o menos ingeniosa, y casi todas las frases ingeniosas contienen
un grado oscilante de falsedad, porque el ingenio suele implicar una ligera
alteración del sentido en beneficio de la formulación misma. No sé por qué
escribo, ni tampoco tengo demasiado interés en saberlo. En este caso, me
preocupa más el cómo que el porqué. La pregunta me parece ociosa, de modo que
cualquier respuesta posible no pasaría de ser una pirueta truculenta en el
vacío. Aunque -quién sabe- a lo mejor escribe uno para eso: para obtener
respuestas sin el requisito de una pregunta previa y, sobre todo, para ensayar
piruetas truculentas en el vacío, que es un territorio literario bastante
fértil.
John Boyne
Como la mayoría de los escritores, no escribo porque lo haya elegido;
escribo porque tengo que hacerlo. Escribo porque estoy tratando de entenderme a
mí mismo, mi vida, la razón por la que nací, la explicación de por qué moriré,
y descubro que solo puedo hacerlo entrando en un universo habitado por
personajes que nacen de mi imaginación. Escribo porque las historias entran en
mi mente y me niego a irme hasta que no escribo 26 letras en el teclado y las
envío a una pantalla ante mis ojos. Escribo por Charles Dickens. Y por George
Orwell. Y John Irving. Y Colm Toibin. Escribo porque me encanta la sensación de
tener un libro en mis manos y un libro en mi cabeza. Escribo porque me encantan
las palabras. Escribo porque leo. Escribo porque siempre quiero saber qué
ocurrirá a continuación.
José Manuel Caballero Bonald
Empecé a escribir porque quería parecerme a Espronceda. Ya lo he contado
por ahí alguna vez. Un día encontré en mi casa familiar una biografía del poeta
y quedé fascinado por alguien que murió con 33 años y había vivido las grandes
aventuras: fundó una sociedad secreta, sufrió persecuciones y cárceles, anduvo
exiliado en Lisboa y Londres, combatió en las barricadas de París, fue guardia de
corps y diputado, vivió amores difíciles, luchó heroicamente contra el
absolutismo, etcétera. Pues bien, como yo no podía emular a Espronceda en
tantas y tan singulares hazañas, elegí lo que me resultaba más factible:
ejercer de insumiso y escribir poesía. Luego, con los años, la afición por la
lectura me fue activando una discontinua dedicación a la escritura. Y así hasta
hoy.
Luisa Castro
La escritura para mí es una rendición. No soy una escritora con método;
se me caen muchas cosas de las manos. Solo progresa la escritura que
previamente se ha ido gestando dentro de mí, a veces contra mí. Escribo para
conocer esos relatos, para descubrirlos. Me los cuento a mí misma. Me asombro,
me indigno, me río, lloro y pataleo. No me siento dueña de mis relatos, tienen
vida propia, son autónomos y más poderosos que yo. No me identifico con ellos,
no comparto sus ideas, ni su visión del mundo. Se producen en mi cabeza sin mi
permiso, y cuando los suelto es porque me han vencido. No hay otra razón.
Lucía Etxebarria
1. Para que me quieran más como Bryce Echenique. 2. Porque cada vez que
alguien me dice " tus libros me han ayudado mucho, por favor sigue
escribiendo", me da una razón para hacerlo. 3. Para entenderme a mí misma.
4. Porque disfruto mucho haciéndolo. 5. Porque al colocar a personajes en
situaciones que simbólicamente pueden representar aspectos de mi vida, y
conseguir que salgan airosos de ellas, de alguna forma me salvo a mí. 6. Para darles
voz a personas cuyas historias nadie escuchaba 7. Porque es como enviar un
mensaje en una botella: creo que quizá le llegue a alguien a quien no conozco,
pero que lo entenderá. 8. Porque siempre lo he hecho, porque es natural en mí,
y porque es de las cosas que mejor hago, amén de dibujar, cocinar, hacer el
amor y organizar fiestas. 9. Porque es una forma rentable y efectiva de
exorcizar neurosis. 10. En parte, porque me pagan. Escribo por amor, publico
por dinero. Por esa razón, no publico ni la mitad de lo que escribo.
Umberto Eco
Porque me gusta.
Ken Follet
Cuando me levanto por la mañana en lo primero que pienso es en escribir
la próxima escena de mi libro. Es con lo que más disfruto. Es fantástico
dedicarse a algo que uno sabe hacer bien. Disfruto escribiendo pero
"disfrutar" es una palabra que se queda corta. El acto de escribir me
apasiona. Envuelve todo mi intelecto, mis emociones y comprende lo que sé del
mundo y de cómo funciona el ser humano. Todo forma parte del reto de hechizar a
mis lectores. Mi trabajo me absorbe de forma total.
Carlos Fuentes
¿Por qué respiro?
Almudena Grandes
Cuando era pequeña y leía un libro que me gustaba mucho, me inventaba a
solas, para mí sola, otro final, la continuación que su autor no había querido
escribir. Todavía ahora, cuando no puedo dormir, me cuento historias, las
pienso, las repaso, las describo en silencio, con los ojos cerrados, hasta que
me quedo dormida. No estoy muy segura -dudo que alguien pueda estarlo-, pero
creo que escribo porque siento una necesidad insuperable de escribir. Para mí,
la escritura es un impulso que no se define por sus resultados, sino por su
naturaleza necesaria, algo parecido al hambre o la sed, que pueden proporcionar
mucho placer, si se sacian, o mucho sufrimiento, si persisten, pero nunca dejan
de ser dos necesidades, el hambre y la sed.
Gonzalo Hidalgo Bayal
"Por afición, por aflicción", escribí alguna vez. Por afición,
porque es inclinación, necesidad, perseverancia y distracción. Por aflicción,
porque solo el dolor y sus numerosas circunstancias proporcionan suficiente
materia literaria in hac lachrymarum valle. En la afición se centra la relación
con el lenguaje, que es, cuanto más intensa, más grata y divertida. La
aflicción obliga, en cambio, a la búsqueda del sentido, si es que algún sentido
tienen las desventuras de los hombres. Y, en fin, como antídoto contra el
sinsentido y las sinrazones de la trama, tal vez también para no caer en las
vanidades de la trascendencia, el virtuoso ejercicio de un séptimo sentido: el
sentimiento del humor.
Fernando Iwasaki
Escribo porque leo y gracias a la lectura nacen arroyos y afluentes del
torrente de libros leídos. Escribo porque creo en la austera inmortalidad de la
palabra escrita y en las bibliotecas como paraísos laicos. Escribo porque es el
más poderoso acto libertario que conozco. Escribo porque el hechizo de la
literatura es fulminante y a mí me hace ilusión ser aprendiz de aquellas
magias. Escribo porque mis padres y mis hijos se alegran cada vez que alguien
les cuenta que ha leído algo mío. Escribo porque contar historias es el oficio
más antiguo del mundo. Escribo porque dedico todos los libros de ficción a mi
mujer y así -mientras siga escribiendo- ella sabrá que la sigo queriendo.
Mario Vargas Llosa
Escribo porque aprendí a leer de niño y la lectura me produjo tanto
placer, me hizo vivir experiencias tan ricas, transformó mi vida de una manera
tan maravillosa que supongo que mi vocación literaria fue como una
transpiración, un desprendimiento de esa enorme felicidad que me daba la
lectura. En cierta forma la escritura ha sido como el reverso o el complemento
indispensable de esa lectura, que para mí sigue siendo la experiencia máxima
más enriquecedora, la que más me ayuda a enfrentar cualquier tipo de adversidad
o frustración. Por otra parte, escribir, que al principio es una actividad que
incorporas a tu vida con otros, con el ejercicio se va convirtiendo en tu
manera de vivir, en la actividad central, la que organiza absolutamente tu
vida. La famosa frase de Flaubert que siempre cito: "Escribir es una
manera de vivir". En mi caso ha sido exactamente eso. Se ha convertido en
el centro de todo lo que yo hago, de tal manera que no concebiría una vida sin
la escritura y, por supuesto, sin su complemento indispensable, la lectura.
Texto obtenido de: La Piedra de Sísifo
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